El ordenador podría potenciar campos como el blockchain o el soporte para tareas básicas de la inteligencia artificial.

 

Segunda Guerra mundial. Código enigma.

La historia considera que la primera computadora de propósito general fue la alemana Z1. Estaba relacionada con el Colossus, que se usó para descifrar el extraordinario código que los nazis usaron en la guerra y después destruido tras su uso para evitar dejar pruebas. Era totalmente digital, es decir, que ejecutaba sus procesos y operaciones mediante instrucciones en lenguaje máquina, a diferencia de otras máquinas computadoras contemporáneas de procesos analógicos.

Por las mismas fechas, y con intereses militares similares, ENIAC, acrónimo de Electronic Numerical Integrator And Computer (Computador e Integrador Numérico Electrónico),​ fue una de las primeras computadoras de propósito general en el bando aliado. Era Turing-completa, digital, y susceptible de ser reprogramada para resolver «una extensa clase de problemas numéricos».​ Fue inicialmente diseñada para calcular tablas de tiro de artillería destinadas al Laboratorio de Investigación Balística del Ejército de los Estados Unidos.​ Los ingenieros John Presper Eckert y John William Mauchly se llevaron el mérito por la construcción pero habían sido seis mujeres quienes la programaron: Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence.

Los americanos, en febrero de 1946, presentaban ENIAC. Ellos orgullosos, y el resto del mundo, asombrados.

Una gigantesca computadora (2,4 metros x 0,9 metros x 30 metros), de unas 30 toneladas de peso, que requería un espacio de 167 m2 para poder ser instalada.

Operaba con un total de 17.468 válvulas electrónicas o tubos de vacío que a su vez permitían realizar cerca de 5.000 sumas y 300 multiplicaciones por segundo. ENIAC tenía 7.200 diodos de cristal, 1.500 relés, 70.000 resistencias, 10.000 condensadores y cinco millones de soldaduras y utilizaba 1.500 conmutadores electromagnéticos y relés; requería la operación manual de unos 6.000 interruptores, y su programa o software, cuando requería modificaciones, demoraba semanas de instalación manual. La ENIAC elevaba la temperatura del local a 50°C. Para efectuar las diferentes operaciones era preciso cambiar, conectar y reconectar los cables como se hacía, en esa época, en las centrales telefónicas, de allí el concepto. Este trabajo podía demorar varios días dependiendo del cálculo a realizar.

Uno de los mitos que rodea a este aparato es que la ciudad de Filadelfia, donde se encontraba instalada, sufría de apagones cuando la ENIAC entraba en funcionamiento, pues su consumo era de 160 kW. A las 23:45 del 2 de octubre de 1955 la ENIAC fue desactivada para siempre.

IBM ordenador, 72 años más tarde…

IBM ordenador

 

Ahora, IBM lanza un ordenador más pequeño que un grano de arroz, pero no por ello menos funcional. Con motivo del IBM Think 2018, en el que la compañía mostrará al público todas sus novedades de cara al futuro de este año, IBM informa que es el ordenador más pequeño del mundo.

Pequeño pero matón, porque a pesar de su tamaño cuenta con una capacidad de computación 86 veces superior al chip x86 presentado por IBM en 1990. A nivel de prestaciones no puede competir con las computadoras actuales, pero permite “monitorizar, analizar e incluso actuar sobre los datos”.

Va a ser utilizado como fuente de datos para aplicaciones ‘blockchain’. Entre otras cosas, este dispositivo está destinado a rastrear el envío de productos y detectar robos, fraudes e incumplimientos, y permite también utilidades para llevar a cabo tareas básicas de inteligencia artificial, como ordenar aquellos datos que se le proporcionan.

 

 

Bien es cierto que es un prototipo -todavía en pruebas-, pero IBM dice que “en los próximos cinco años, los anclajes criptográficos, como puntos de tinta o pequeños ordenadores más pequeños que un grano de sal, se integrarán en los objetos y dispositivos cotidianos”.

El gigante informático entiende que el futuro pasa por los dispositivos conectados y aunque la compañía desconoce cuándo tiene pensado lanzar este dispositivo (que tendrá un coste de producción de menos de 10 céntimos de euro por unidad), todo apunta a que no será el único dispositivo de estas dimensiones con el que IBM pretende trabajar en un futuro no muy lejano.

 

anclajes criptográficos IBM